Jean-Baptiste Alaize, Campeón por la Paz, atleta olímpico y cuatro veces campeón del mundo en salto de longitud sub-23, fue víctima del genocidio tutsi en 1994. Cuando solo tenía 3 años, presenció el asesinato de su madre y fue gravemente herido a machetazos y dado por muerto. Sobrevivió milagrosamente, pero tuvieron que amputarle la tibia. A los 7 años, fue adoptado por Danièle y Robert Alaize y se instaló en un pueblo de la región francesa de Drôme.
“De adolescente, el deporte se convirtió en una via de escape y me permitió sentirme libre. Gracias al deporte tomé el camino correcto y pude superar los traumas de mi infancia. Cada victoria es una venganza contra la vida”.